Cámbiate por Jesús.
Barrabás es un personaje del evangelio
que no parece muy importante, pero si nos fijamos, cada uno de nosotros estamos
representados por él.
Cuando Barrabás iba a morir por haber matado a un
soldado, Jesús apareció y le cambiaron por él, y murió Jesús en vez de
Barrabás.
El Señor se cambió por cada uno de nosotros para que no muriéramos a
la vida del alma y para que pudiéramos nacer de nuevo a la vida de la gracia
después del pecado, nacer a la vida para poder ir también al cielo. Todo lo que
hizo fue para que tuviéramos la oportunidad de amarle.
Y los hombres hemos pagado ese amor tuyo, Señor, con pecados
y faltas de amor. Jesús sabía que íbamos a pagarle así, que íbamos a serle
desagradecidos, y aun así decidió entregarse para que le amáramos.
Puedes imaginarte ahora tú, cambiándote por Jesús en la Cruz
de cada día: faenas que te hacen, enfados, cosas que no te salen, pequeñas
contrariedades... y coger así tu cruz de cada día llevándola con alegría.
Continúa hablándole a Dios con tus palabras
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