Acción de Gracias.
Como sabes, cuando comemos algo, durante
un rato sigue siendo lo que es, pero pasado un tiempo pierde su identidad y lo
convertimos en organismo de nuestro cuerpo.
Por eso, después de comulgar y por
un tiempo aproximado de diez minutos, tenemos a Jesús dentro de nosotros, al
mismo que convertía el agua en vino, que sanaba a ciegos y cojos, al mismo que
murió clavado en la Cruz para perdonarnos de nuestros pecados.
Por eso, ¿por
qué no aprovechas al acabar la Misa para quedarte un rato sentado hablando
tranquilamente con Él, que está físicamente dentro de ti?
Es el mejor momento
para darle gracias por todo lo que te ha dado en tu vida, para pedirle por tus
familiares y amigos, para pedirle perdón por tus pecados y para pedirle que te
ayude a sacar adelante aquellas cosas que necesitas.
¡Gracias, perdón y ayúdame más!
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