martes, 3 de marzo de 2015

Reflexión cuaresmal día 14





Callar. 

Después de ser condenado, Pilatos ordena que azoten a Jesús. 

Dos soldados brutales descargan toda su fuerza sobre la espalda de Jesús. Noventa golpes pueden contarse en la sábana santa. 

Cada látigo tenía varias cuerdas y la punta de las cuerdas poseía pequeños trozos de plomo sin pulir, con puntas y salientes que hirieron todo el cuerpo de nuestro Dios. 

Jesús lo sufrió por ti y por mí. Era tan doloroso que muchos de los condenados morían en la flagelación. 

María, nuestra madre, lo ve todo y sufre, pero se calla, porque quiere que Jesús nos salve y para ello debe morir.
                   
Madre, haz que sepa callar; no contestar a mis padres, no protestar, no decir siempre la última palabra. Aunque sea injusto, o tenga motivos para protestar.. que me calle. También Tú podrías haber dicho muchas cosas, y te callaste. Me cuesta pero ayúdame: que sepa callar.


Continúa hablándole a Dios con tus palabras

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