Morir antes que pecar !!
Confesión.
Papá y mamá están ocupados trabajando en el
jardín y ruegan a la pequeña Sofía, su hija, que ponga la mesa. Sofía, que está
viendo su programa favorito de televisión, dice que sí, pero continúa ante el
televisor, de tal forma que cuando sus padres entran en casa, la mesa no está
puesta. Aquello desagrada a los padres, pero no les ofende, porque en la
desobediencia de Sofía ha habido poco interés, descuido, poca malicia, ir a lo
suyo en algo pequeño.
Una noche, sin embargo, Vanesa, la hija mayor, ya en la
puerta, se enfrenta a sus padres y les dice: "¡Ya estoy harta de que me
digáis a qué hora tengo que regresar. Volveré cuando me apetezca, os guste o
no!". Y, dando un portazo, desaparece. En este caso, está claro que hay
mayor malicia, una desobediencia buscada y querida, que lleva consigo desprecio
a los padres y rechazo de su autoridad. Entre la desobediencia de Sofía y la de
Vanesa, hay una diferencia. Pues bien, tal es la diferencia que existe, desde
el punto de vista de Dios, entre el pecado mortal y el pecado venial; una
diferencia inconmensurable. El pecado mortal mata la presencia de Dios en mí;
rompe y destruye mi relación con Dios: le doy un portazo y desaparezco.
Señor, te pido que me ayudes a darme cada vez más cuenta de
que mis pecados, son actos míos que te duelen a ti, momentos en los que paso de
ti, elijo lo que a mí me viene bien, dejándote a ti o a otros de lado; y por lo
tanto mis pecados te duelen. Dame dolor de mis pecados, dolor de amor.
¿Esperas más de un día para confesarte si has cometido algún
pecado mortal? ¿ Te duelen de verdad los pecados veniales? ¡Madre mía, antes
morir que pecar!
Continúa hablándole a Dios con tus palabras
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