IV Domingo de Pascua – Ciclo B (Juan 10, 11-18) – 25 de abril de 2021
»Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. El
asalariado no es el pastor, y a él no le pertenecen las ovejas. Cuando ve que
el lobo se acerca, abandona las ovejas y huye; entonces el lobo ataca al rebaño
y lo dispersa. Y ese hombre huye porque, siendo asalariado, no le importan
las ovejas.
»Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí, así
como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él, y doy mi vida por las
ovejas. Tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas
debo traerlas. Así ellas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo
pastor. Por eso me ama el Padre: porque entrego mi vida para volver a
recibirla. Nadie me la arrebata, sino que yo la entrego por mi propia
voluntad. Tengo autoridad para entregarla, y tengo también autoridad para
volver a recibirla. Este es el mandamiento que recibí de mi Padre».
Palabra
del Señor.
Reflexiones: Hernán Quesada
SJ Hermann Rodríguez SJ José Antonio
Pagola Fray Marcos
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