Domingo XXIX Ordinario – Ciclo A (Mateo 22, 15-21) – 18 de octubre de 2020
En aquel
tiempo, los fariseos se pusieron a estudiar la manera de acusar a Jesús por
algo que dijera. Así que le enviaron algunos de sus propios seguidores, junto
con otros que pertenecían al partido de Herodes, para que le dijeran:
–Maestro,
sabemos que tú eres sincero y que enseñas con toda verdad a vivir como Dios
quiere; no te preocupa el qué dirán, ni juzgas a la gente por las apariencias.
Danos, pues, tu opinión: ¿estamos o no obligados a pagar tributo al emperador
romano?
Jesús,
advirtiendo su mala intención, les contestó:
–¿Por
qué me ponen trampas, hipócritas? Enséñenme la moneda con que se paga el
tributo.
Ellos le
presentaron un denario, y Jesús preguntó:
–¿De
quién es esta efigie y esta inscripción?
Le
contestaron:
–Del
emperador.
Entonces
les dijo Jesús:
–Pues den al emperador lo que es del emperador, y a Dios lo que es de Dios.
Palabra del Señor.
Reflexiones: Hermann Rodríguez,
S.J. José Antonio Pagola Fray Marcos
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