Domingo de Pascua – Ciclo A (Mateo
28, 1-10) 12 de abril de 2020
Pasado el sábado, cuando al anochecer comenzaba el primer día de
la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. De pronto hubo un fuerte temblor de tierra, porque un ángel del
Señor bajó del cielo y, acercándose al sepulcro, quitó la piedra que lo tapaba
y se sentó sobre ella. El ángel brillaba como un relámpago, y su ropa era blanca como
la nieve. Al verlo, los soldados
temblaron de miedo y quedaron como muertos. El ángel dijo a las mujeres:
—No tengan miedo. Yo sé que están buscando a Jesús, el que fue
crucificado. No está aquí, sino que ha resucitado, como dijo. Vengan a ver
el lugar donde lo pusieron. Vayan pronto y digan a los discípulos: “Ha resucitado, y va a
Galilea para reunirlos de nuevo; allí lo verán.” Esto es lo que yo tenía que
decirles.
Las mujeres se fueron rápidamente del sepulcro, con miedo y mucha
alegría a la vez, y corrieron a llevar la noticia a los discípulos. En eso, Jesús se presentó ante ellas y las saludó. Ellas se
acercaron a Jesús y lo adoraron, abrazándole los pies, y él les dijo:
—No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a
Galilea, y que allá me verán.
Reflexiones: Hermann Rodríguez SJ José Antonio Pagola Fray Marcos
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