Domingo IV de
Adviento –
Ciclo A (Mateo 1, 18-24) – 22 de diciembre de 2019
El origen de Jesucristo fue éste:
María, su madre, estaba comprometida para casarse con José; pero antes que
vivieran juntos, se encontró encinta por el poder del Espíritu Santo. José,
su marido, que era un hombre justo y no quería denunciar públicamente a María,
decidió separarse de ella en secreto. Ya había pensado hacerlo así, cuando
un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, descendiente de
David, no tengas miedo de tomar a María por esposa, porque su hijo lo ha
concebido por el poder del Espíritu Santo. María tendrá un hijo, y le
pondrás por nombre Jesús. Se llamará así porque salvará a su pueblo de sus
pecados.»
Todo esto sucedió para que se cumpliera
lo que el Señor había dicho por medio del profeta:
«La
virgen quedará encinta
y tendrá un hijo,
al que pondrán por nombre Emanuel»
y tendrá un hijo,
al que pondrán por nombre Emanuel»
(que
significa: «Dios con nosotros»).
Cuando José despertó del sueño, hizo lo
que el ángel del Señor le había mandado, y tomó a María por esposa.
Palabra del Señor.
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